Sorpresa al cubo

Me he estado martillando la cabeza con los pensamientos espirales que invaden la superficie subcutánea del cerebro.-


¿Por qué? Porque supuestamente esa parte del órgano en mención es la afortunada de procesar las fantasías, los sueños, en general las incoherencias... con claros ejemplos como la última pelicula de Peter Pan (que salío hace ratón miguelito, pero ayer volví a ver) y los viajes de Chihiro me he dado cuenta que todavía me puedo sorprender, ambas películas me invitaron a volver a imaginarme cosas que sé que no existen y sin embargo disfruto de la elocuente elucubración de historias y subhistorias que, fuera de mi mente, no tendrían ningún sentido. Y me di cuenta finalmente qué es lo que más me gusta en el mundo, y creo que en esto van a estar uds identificados: Que te sorprendan, cuando ya estás sorprendido.- ¿A qué me refiero? A que usualmente cuando la vida te da un respiro y alguien te alegra la vida de alguna manera, lo mejor de lo mejor es que te rematen el sentimiento con otra sorpresa.

Pongo un ejemplo que me pasó hace poco, y a parte, es una buena historia: Iba a cierto lugar en bus, y se subió un niñito, pero no a vender caramelos o chocolates, sino pequeñas tarjetas de mickeymouse o hellokitty, y no pedía una cifra sino que lo ayudaran con lo que pudieran.... mmm, espérate creo que tengo 1/4 en el bolsillo, bueno en lugar de gastarlo en cigarrillos o algo así se los voy a dar a este niño. Pero qué voy a hacer yo con dos muy cursis y humildes tarjetitas de colores?!. Al rato, se subió una señora con una bebe y justo se subió al frente mío quedando la bebe frente a frente conmigo. Entonces, casi sin pensarlo salió una de las tarjetas del bolsillo. Lamento no haber tenido una cámara, la imagen del rostro de esa bebe al ver los colores, oh que sorpresa, qué lindo, uy uy yo quiero (parecía decir la bebe).- Y de pronto, también sin pensarlo, salío la otra tarjeta. Entonces sí fue el acabose.- UY UY DAME, DAME (parecía decir la bebe, mientras golpeaba desesperada con sus manitos a su distradida madre) Su rostro se iluminó diez veces más que la ocasión anterior. Entonces comprendí. Nos vuelve locos que nos sorprendan cuando ya estamos sorprendidos.
Tuve que regalarle una de las tarjetas a la bebe, si no, iba a estar pensando en ella toda la noche. Pero me queda una, ¿qué haré con ella? - - - - - señor, apiádese de mí, deme una monedita (la viejita sentada en el paso a desnivel) Lo último que cargaba se lo dí al niño. Bueno, la tarjeta. La viejita la recibió dudosa, pensó por un momento que le quería vender algo, pero al ver que la tarjeta decía HOLA!, ERES MUY ESPECIAL, con un gato sonriente detrás, sonrió entre lágrimas mientras yo me iba satisfecho de haber alegrado un poco, a alguien que recién llega al mundo, y a alguien que probablemente se vaya pronto.

Pero definitivamente, esa noche, conmigo ya eramos tres sorprendidos.