Llorar sin miedo es algo que nunca he podido alcanzar. La formación machista que mis padres, y paradójicamente en especial mi madre, simplemente no pudo ser completamente desechada por mí. Y yo que pensé que lo había logrado.
A pesar de poder ser imparcial y totalmente ajeno a los juicios de género, aún así me detienen inconscientemente las mismas palabras una y otra vez, los hombres no lloran. Y me odio por eso mismo, por haber tenido la capacidad de rechazar una sistematización cultural que me hubiera convertido en un peldaño más o en un peón más en una sociedad que ignora lo que piensas y que exige lo que le puedas dar; pero haber fracasado en pequeños renglones de mi propia personalidad.
Me conmueven muy pocas cosas, aquellas veces que lloré fue por cosas poco comunes, como por el pensamiento de ser peor que mi padre o por una canción en una película de los años 20. Pero si alguien muere, si me lastiman, entonces no puedo llorar, porque sería ser vulnerable, y eso no lo podemos permitir, los hombres no lloran. Y sé que es un pensamiento arcaico la separación de géneros y estas reacciones al dolor, pero no lo puedo evitar, quiero llorar, ser sincero conmigo mismo y aceptar el dolor, pero no puedo, es una impercetible capa de prejuicios la que me envuelve y con la que me encuentro luchando todos los días. Hace poco me pasó otro de esos accidentes, me caí en plena calle, por andar distraido caí varios escalones de una escalera un poco alta, no suficiente para matarme pero si como para haberme roto la pierna o torcido un tobillo.
Pero el pánico entró en acción y me levanté, me sacudí y seguí caminando a pesar del intenso dolor, casi subconscientemente dirigí mi adrenalina a través de la sangre hacia mi pierna derecha, intentando matar el dolor, y detener las lágrimas (porque qué verguenza, a parte de haberme caido, ponerme a llorar) que antes de nacer ya habían sido evitadas.
A veces me han dicho que soy insensible, que no me importa nada y que por eso no sufro, o que soy demasiado tonto para darme cuenta del dolor o de lo que debería estar sintiendo, pero no sé qué me pasa, que no puedo llorar...
A pesar de poder ser imparcial y totalmente ajeno a los juicios de género, aún así me detienen inconscientemente las mismas palabras una y otra vez, los hombres no lloran. Y me odio por eso mismo, por haber tenido la capacidad de rechazar una sistematización cultural que me hubiera convertido en un peldaño más o en un peón más en una sociedad que ignora lo que piensas y que exige lo que le puedas dar; pero haber fracasado en pequeños renglones de mi propia personalidad.
Me conmueven muy pocas cosas, aquellas veces que lloré fue por cosas poco comunes, como por el pensamiento de ser peor que mi padre o por una canción en una película de los años 20. Pero si alguien muere, si me lastiman, entonces no puedo llorar, porque sería ser vulnerable, y eso no lo podemos permitir, los hombres no lloran. Y sé que es un pensamiento arcaico la separación de géneros y estas reacciones al dolor, pero no lo puedo evitar, quiero llorar, ser sincero conmigo mismo y aceptar el dolor, pero no puedo, es una impercetible capa de prejuicios la que me envuelve y con la que me encuentro luchando todos los días. Hace poco me pasó otro de esos accidentes, me caí en plena calle, por andar distraido caí varios escalones de una escalera un poco alta, no suficiente para matarme pero si como para haberme roto la pierna o torcido un tobillo.
Pero el pánico entró en acción y me levanté, me sacudí y seguí caminando a pesar del intenso dolor, casi subconscientemente dirigí mi adrenalina a través de la sangre hacia mi pierna derecha, intentando matar el dolor, y detener las lágrimas (porque qué verguenza, a parte de haberme caido, ponerme a llorar) que antes de nacer ya habían sido evitadas.
A veces me han dicho que soy insensible, que no me importa nada y que por eso no sufro, o que soy demasiado tonto para darme cuenta del dolor o de lo que debería estar sintiendo, pero no sé qué me pasa, que no puedo llorar...
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