Siento que empieza una nueva etapa de mi vida, de esas que uno sabe que son temporales, pero que significan un cambio en tu rutina y en tus costumbres. Y a mí que me encantan las costumbres: la costumbre de andar sin zapatos, la costumbre de botarme en mi cama y jugar con mi perro y por supuesto la buena costumbre de conectarme para pasar el día webeando.
Pero todo lo bueno se acaba o al menos así dicen. Desde ayer ya no. Ya no más costumbres de vagancia, ahora la levantada temprano no es opcional y para salir a ejercitarme; ahora la levantada temprano es una implicación de obligación, es una ducha tibia y la ropa lista para salir.
Quisiera también que mi salida sea para brillar, que sea para convertirme en foquito de luz que sorprende a los demás a donde va. Pero la vida no puede ser tan simple.
Hoy estoy en una revista, esperando 8 horas por mi libertad. Siempre he soñado con trabajar en una revista pero la magia no recae en el lugar sino en las acciones. Estoy frente a una portátil con Windows 95, sin internet y escribiendo por hobbie, no hay nadie a mi lado aparte de una pared y el teléfono. Por suerte veo esto como una oportunidad de escribir y escribir hasta el cansancio, algo bueno saldrá de un teclado para mí sin ninguna otra distracción.
No es el "trabajo" lo que me molesta, sino la falta de él. Debo sentarme frente a esta máquina a esperar que las horas pasen sin una encomienda, una entrevista vaga o un textito que corregir, aquí donde no tendré remuneración de ningún tipo y donde la actividad más sonora es mi respiración.
Yo quería ser como April O'Neal pero ser periodista en mi país no es tan entretenido. En todo caso ya faltan solo 5 semanas y 4 días para que se termine mi tiempo aquí. Mientras tanto dos sacos grandes de paciencia y esperar que las cosas mejoren, después de todo es solamente mi primer día.
Supongo que todos los primeros días en una seudo oficina son medio patéticos, y tengo la esperanza de que todo mejorará cuando me adapte al sistema de esta locura poco extraordinaria, si es que me adapto (aunque soy famosa por ser una desadaptada).
Es hasta la pasividad moderada
en la calma distante
de un teléfono que suena
y alguien que nunca lo contesta
es amarrarse los sentidos
o las manos
al final es todo lo mismo
una sonrisa abierta en la impasividad
que me habita
la impasividad tan fuera de tono
tan no acorde
tanto que se sale de mi
en la respiración callada te armo
minutos largos
esperas
esperas constantes desesperantes
en la madrugada donde te observo
observarme y quemarme
con lenguas saladas de desventuras
de imaginciones curdas
de volcanes inactivos
en tu ausencia aterradora
donde la fantasía se me esfuma
en una realidad modificada
para sacarle la realidad a la princesa
no existo sin existir en tu calor
en el color de la pasión perfecta
que una aprendiz exprime
en busca de la salida urgente
de la emergente forma
de ganarle a la modalidad idiota
del eterno retorno de lo mismo
es la carrera
para la que no quise preparame
es la motivación de la pulga antes de saltar
es la poca continuidad del día
de las horas y la noche azul
que nos exacerba los sentidos
cuando la luz no existe
ni perturba tu paz
o la mía
calladamente espero la señal divina
para mis dolencias
un pedacito de ti.
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