Tengo una obsesión por llegar a tiempo. Ya era tarde y solo alcancé a llevarme una mal parqueada fundita de maní.
Cada semáforo era un obstáculo, el apuro me enseriaba.
Unas cuantas cuadras antes de terminar la Quito un semáforo en rojo de nuevo, éste sería distinto.
El tráfico se detuvo ante el semáforo de tal manera que quedé frente a un restaurante y frente a mi ventana quedó un honorable cuida carros.
- Psst Psst mijita, le invito un cevichito, unas patitas de cangrejo.
Sexy Sadie indiferente se hace la sorda y mira fijamente al semáforo mientras come maní.
- ¿Qué no le gusta el cangrejo preciosa? Yaaaa páreme bola, le juro que no le quito lo que está comiendo.
La luz cambia a verde y Sexy Sadie se empieza a matar de la risa mientra avanza dejando la obsesión por llegar a tiempo en el olvido. Siempre he odiado los piropos callejeros y demás. Pero a veces, sólo a veces me hacen reir. Y la risa siempre es buena.
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