No hay nada peor que escribir un post laaargo y justo antes de publicarlo, la máquina se dañe. De todas formas el amor al blog me hace volver aquí, al principio, a empezar de nuevo, y a uno siempre le queda ese saborcito de que esta "repetición" de post no es igual de buena que lo escrito originalmente.
Pero bueno, la idea de este post va mas o menos con la idea de Sexy Sadie. Yo tampoco volvería a la secundaria, la pasé bien un par de años pero solo un par, mis compañeros de curso no eran muy afines a mis gustos. Al principio si me sentí mejor que ellos, pero con el tiempo aprendí que solo éramos distintos. Claro, desde el punto de vista de ellos yo no era distinto, era el raro.
Y no me gustaba ser el raro, ¿por qué no podían ellos ser los raros? Se reían porque estaba en Fima y quería ser publicista, se burlaban porque mi trabajo de mi filosofía de vida no era igual al de todos, no esperaba graduarme, casarme y tener hijos e ir a la iglesia todos los domingos. Les parecía muy raro mi concepto de la felicidad y el hecho de que leyera sin que fuera deber (¡wow!). Me caían bien, pero no me comprendían.
Una semana en New York me dejó conocer algo interesante de la ciudad, en NY no se puede ser raro. Hay demasiada gente más rayada que tu como para que alguien como yo (o como tu) pueda ser raro ahí. Ves de todo, y es algo chévere al principio, porque te sientes normal, nadie te queda mirando porque estas sentado en una esquina con tus audífonos y tu libro ya que ellos están iguales. ¡Era el cielo!
Pero al rato te das cuenta que Guayaquil es mejor, porque en Guayaquil eres especial, era especial, distinto, raro y realmente me gusta serlo, si yo se que todos somos especiales y todo eso, pero acá es distinto. La gente guayaquileña de todos los días se esfuerza por ser promedio, por parecer uno más. Entonces los que sobresalen, la gente como Sadie o como tu o como yo, que realmente no teme expresar esa locura extraordinaria dentro de ti que nos caracteriza, es la que se vuelve especial y eso me gusta.
Este es mi post de auto-identificación como geek. (deberían inventar un término mejor)
Pero bueno, la idea de este post va mas o menos con la idea de Sexy Sadie. Yo tampoco volvería a la secundaria, la pasé bien un par de años pero solo un par, mis compañeros de curso no eran muy afines a mis gustos. Al principio si me sentí mejor que ellos, pero con el tiempo aprendí que solo éramos distintos. Claro, desde el punto de vista de ellos yo no era distinto, era el raro.
Y no me gustaba ser el raro, ¿por qué no podían ellos ser los raros? Se reían porque estaba en Fima y quería ser publicista, se burlaban porque mi trabajo de mi filosofía de vida no era igual al de todos, no esperaba graduarme, casarme y tener hijos e ir a la iglesia todos los domingos. Les parecía muy raro mi concepto de la felicidad y el hecho de que leyera sin que fuera deber (¡wow!). Me caían bien, pero no me comprendían.
Una semana en New York me dejó conocer algo interesante de la ciudad, en NY no se puede ser raro. Hay demasiada gente más rayada que tu como para que alguien como yo (o como tu) pueda ser raro ahí. Ves de todo, y es algo chévere al principio, porque te sientes normal, nadie te queda mirando porque estas sentado en una esquina con tus audífonos y tu libro ya que ellos están iguales. ¡Era el cielo!
Pero al rato te das cuenta que Guayaquil es mejor, porque en Guayaquil eres especial, era especial, distinto, raro y realmente me gusta serlo, si yo se que todos somos especiales y todo eso, pero acá es distinto. La gente guayaquileña de todos los días se esfuerza por ser promedio, por parecer uno más. Entonces los que sobresalen, la gente como Sadie o como tu o como yo, que realmente no teme expresar esa locura extraordinaria dentro de ti que nos caracteriza, es la que se vuelve especial y eso me gusta.
Este es mi post de auto-identificación como geek. (deberían inventar un término mejor)
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