Una pequeña gran historia

A veces quisiera poder inventarme estas historias, poder decirles, hoy escribí un cuento de un tipo que le paso una cosa locota, pero no, no me las invento, en realidad me pasan. Y digo que me gustaría inventármelas para de esa manera no tener que vivirlas. Además algunas son tan graciosas (para todos menos para mi) que cada día más me convenzo de que mi vida es un Sitcom, y en algún lado hay un grupo de escritores que se les ocurren estas pendejadas, y un grupo de espectadores que se cagan de la risa, mientras yo la paso mal.
Bueno, sin más preámbulos, la historia.

Hoy decidí salir temprano de casa, he estado llegando un poco tarde al trabajo y bueno, hoy quería compensar. Así que salgo, y cuando ya había avanzado unas cuantas cuadras, veo que me hacen señas. Me detengo y le doy una vuelta al carro, y veo que tenía una llanta baja. "No hay problema" - pensé "esto lo arreglo en un toque". Hago la clásica llamada a la oficina de "voy a llegar un poquito tarde, pero casi nada". Como no es la primera vez que me pasa, me conozco el proceso de memoria así que rápidamente saco la gata, y la llanta de emergencia. Una ensuciada y un dolor de espalda después, ya todo estaba listo, así que volví a salir, pensando en ponerle gasolina al carro porque estaba súper bajo.
Así que sigo, y al rato siento algo raro en el carro, así que, una vez más, me detengo y le doy una vuelta al carro, y la llanta de emergencia, la que recién puse, se había bajado.
"Tranquilo" - me dije "tranquilo, ahí al frente justamente hay una vulcanizadora, no tienes tanta mala suerte". Por cierto, cuando estoy sólo me hablo y me tranquilizo a mi mismo, esto tiene relevancia luego.
Avanzo como puedo a la vulcanizadora y me parchan las dos llantas, ponen la llanta original en su sitio y todo listo, ahora sí, salgo. Avanzo otro poco y de pronto, el carro empieza a toser (así sonaba) y yo ya conocía ese sonido, así que empiezo a hacerle barra al carro "vamos carrito vamos!!! tu puedes!! mira que aquí al frente no más está la gasolinera, tu PUEDEEEES!!!!"

- No pudo.

Hago la clásica llamada de "voy a llegar un poquito más tarde de lo que pensaba", y cojo mi súper galonera (se nota que no es la primera vez que me pasa) . Cruzo la "calle" (creo que es una avenida, porque hay un tráfico...) y me voy al primer dispensador que veo, se da esta conversación.

- Buenas, amigo ayúdeme que me quede sin gasolina, deme un galoncito.
- Chuzo, no se puede pana.
- Ya mire que otras veces si me ha vendido.
- Es que es prohibido.
- Si pero mi carro está ahí al frente, mire ese azul de ahí, ¿si lo ve?
- Yo le daría pana, pero justo está el inspector de los bomberos ahí y el man no deja, después nos pone multa
- ¿Entonces...?
- Entonces va a tener que empujarlo.

Después de varios minutos de pedir misericordia inútilmente y utilizar mi terapia de relajación (patear la llanta), me encontraba al frente de la gasolinera, con la puerta del carro abierta, una mano en el volante y otra en la puerta.

A empujar.


2 minutos después, tenía una cola de carros atrás mío, y sus conductores, gritando cosas que sólo se pueden escribir con los caracteres encima de los números en el teclado. La "calle" era muy transitada así que al tratar de girar en U bloqueé el paso, además que la vuelta estaba abajo de un puente, mucho más adelante. ¡Como suda uno cuando empuja un carro!
Un tipo se apiadó de mi y decidió ayudarme remolcando mi carro el resto del camino. El tipo lucía furioso, le agradecí mucho y casi que no hablaba, como que me ayudo más para sacarme de su camino que para ayudarme.

Así que ahí estaba, ya en el dispensador de gasolina, pensando en que al fin iba a salir de ese lío.
"Échele el dólar, pana". 1 minuto después ya estaba todo listo y le doy la vuelta a la llave.

Pero no prendió.

Debo contarles que ese carrito me ha dado problemas antes, entonces ya me sé mas o menos que es lo que le falla cuando no funciona. Cuando se queda sin gasolina hace el esfuerzo pero no puede prender, esta vez no pasaba nada, no sonaba nada. No prendían las luces, al parecer, era la batería. El carro de atrás empezó a pitar y yo me seguía hablando a mi mismo, calmándome, prometiéndome premios después.
Una vez más, me volví a bajar, y con el ruido del pito del de atrás, empecé a empujar el carro, de nuevo, para que el tipo de atrás pudiera poner gasolina. Casi pierdo el control con el tipo del pito, me iba a botar a asesinarlo con mis propias manos, pero cuando me di la vuelta vi, ¿a quien creen? al señor furioso que me remolcó. Nunca me di cuenta cuando se puso detrás mío, estaba casi seguro que lo vi irse hacia adelante. Mi teoría es que ya se iba y decidió cargar gasolina ya que estaba ahí, no se porque se puso atrás mío, pero estoy reseguro que se arrepintió.
Yo le sonreí falsamente, y empujé, empujé con rabia, mientras decía mil insultos entre dientes.
Avancé unos metros y me detuve, hice, una vez más, la clásica llamada a la oficina "voy a llegar mucho más tarde de lo que pensaba". Abrí el capot, no sabía que hacer, ya no pude más.

-¡snap!

Algo así se escucho cuando lo perdí, el control, completamente. Me puse como loco frente al maldito carro en la maldita gasolinera, preguntándome, en voz alta, porque maldita sea me pasan estas malditas cosas a mi!!! golpeando el carro con manos y pies, casi que llorando. "maldita batería!!, maldito carro!!, no es justo!! ahhh!!!" (soy un chance dramático)

Según yo estaba en una parte medio alejada de toda la gente, donde casi no se me iba a escuchar, yo nunca vi al señor sentado en la vereda, creo que era el administrador de la gasolinera o algo así. Cuando se paró y de pronto apareció justo al lado del carro, lo primero que sentí fue vergüenza, jamás me hablo cuando alguien puede escucharme, pueden pensar que estoy loco o algo.
El tipo se acercó despacio, me miraba con miedo, y desde un lado metió la mano, movió los cables de la batería, y de pronto, algo sonó "click" en el carro y las luces se prendieron. Traté de acercarme para ver, y noté que el retrocedió con miedo. Ahí, yo todo despeinado, sudado, rojo y con cara de loco le dije:

- gracias
- váyase
-¿Qué?
- ya.. ya váyase, ya se puede ir
- ah sí, oiga gracias no sabía que..
- ¡n.. no se me acerque!
- pero si estoy bien, ¡solo estaba un poquito molesto!
- tranquilícese, no queremos violencia aquí, solo súbase a su carro y váyase tranquilo.
- bueno, ¡pero no estoy loco oiga!

El tipo se fue a hacerle señas al "guardia". Yo aproveché y me fui de ahí, directo al trabajo, recién viéndole la gracia a todo el asunto. Creo que después de todo pensó que yo estaba loco o algo.

Envidio a Dios/suerte/azar o a los escritores del show, quien sea el causante de todo esto, porque me toco ser protagonista pero me hubiera gustado que esta historia se me ocurra a mi.

Y, una vez más, sin testigos.