Dueto

Y las gotas caen y no me importa. Y el viento sopla y mi nariz se congestiona pero no me molesta, las medias rosadas no combinan con mi ropa y aunque el sueño trata de vencerme logro robarle 5 minutos extra mientras me invento cosas para soñar.

Como siempre una madrugada me levanta por minutos, y me agrada, porque esta madrugada es distinta, mi cama no está sola. Y te veo respirando fuerte y me acerco un poco para que me abraces instintivamente, rápido vuelvo a mi sueño entre las gotas, el frío y el viento pero con el abrigo de tus brazos.

La primera vez que compartes tu cama con alguien existe esa inconciencia del hecho, el que se duerme primero lleva las de ganar pues se olvida de la situación espacial y le resta área al otro. Las siguientes veces son más simples y luego de otras noches es inclusive más relajante que tener todo el espacio para uno.

Poder dormir junto a otra persona, y dormir rico, que sea una de esas noches que te recargan las pilas puede ser un fenómeno que parte de diversas variantes, química, costumbre, comunicación, generosidad, no lo sé y no me interesa, hay cosas que es preferible sentir sin analizar.

Alguna vez pensé que me sería complicado soñar con compañía pero la realidad es que puede ser (con ronquidos y todo), tan natural como un latido.