Reportando desde Expoplaza: Parte 2


3. Publicidad

Tu entras tranquilamente a expoplaza pensado en pasar una tarde/noche divertida, tal vez ver una que otra computadora, jugar algo, quien sabe, pero lo que no sabes es QUIEN te espera dentro. Están en todas partes, te observan desde lejos, te pueden atacar en cualquier momento y no tendrás oportunidad de defenderte, son ¡LOS PROMOTORES! ¡¡¡chan chaaaaan!!! (o por lo menos así me dijeron que se los llama). Estas personas lucen como cualquier otra, no tienen nada de especial, tu solo vas caminando tranquilo por ahí y de pronto, antes de que te des cuenta, ese tipo que se cruzó en tu camino aparentemente de manera inocente, rápidamente pone una volante en frente de tu cara sin darte más opción a aceptarla. Los dos primeros pasan desapercibidos, pero luego de un recorrido completo te das cuenta del problema que esto trae. Tus manos están completamente llenas de papel de todas clase y todo tipo, grandes, pequeños, full color, blanco y negro, papel cuché, etc. No hay manera que puedas tener nada más en tus manos, los papelitos ocupan todo el espacio. Y ya se que estas pensando pero no, no los puedes botar por ahí, previniendo esto, ellos no han puesto tachos. Si eres amable como yo y los piensas guardar en tus bolsillos, pronto te darás cuenta de que se te llenaron y como no te dejan llevar maletas ni bolsos grandes...

Algunas son chicas guapas, que se te acercan y muy amablemente te hablan respecto a su stand y los productos que ofrecen, pero otros son tipos comunes y corrientes, que no tienen nada en la mano, solo están por ahí parados, ni cuenta te das cuando ya te están dando el papel y es muy difícil reaccionar a tiempo como para decir "no, gracias" solo los experimentados pueden llegar a ese nivel. Y aún así, si logras decirle que no, una mirada fulminante te dejará muy claro que habrá venganza, y la habrá. Llamará refuerzos y te atacarán en parejas, para que solo le puedas decir que no a uno obligándote a aceptar el otro papel, es horrible, aún tengo pesadillas.

Ellos son la amenaza más grande del lugar, pero no los culpo es su trabajo. Los únicos métodos de protección que yo descubrí son: andar con las manos en los bolsillos, caminar más rápido de lo normal o decirles "ya me diste, pana".

4. El chow

De pronto ÉL empieza a hablar, con sus cuñas baratas, con sus frases de locutor de AM de programa sin rating a las 5 de la mañana. No puedes escapar de su voz, ni de su terrible manera de animar, está ahí, en el escenario, brincando junto con las chicas, preparándose para la siguiente coreografía. Lo verás al entrar y si puedes, huye, huye y no vuelvas hasta que Él anuncie que empieza el show, porque solo ahí podrás descansar y ver a las chicas bailar. Pero eso no importa, porque ÉL estará ahí, listo para animarte a que compres, listo para intentar que la gente baile y se mueva aunque nadie lo haga, estará regalando lápices, camisetas, encendedores aunque te diga que fumar es malo, dándole el premio al que más bailó aunque no bailó. No hay relación de las computadoras con el show, me imagino que la intención es atraer a los geeks necesitados de sexo a acercase a ver a las chicas y de paso comprar algún accesorio. A ÉL ya solo le faltan contar los chistes de "En que se parecen las mujeres a las computadoras...".
Ten cuidado, no digas que no te lo advertí, después no te quejes de que se te pegó decir "Vengan y compren este maravilloso producto que le revolucionará la vida porque..."

5. Mami estoy cansado.

Ya al final estás cansado, con hambre pero sobretodo te duelen los pies, te quieres sentar. Pero no, no hay sillas, hay unos cuantos bancos de parque pero están todos ocupados por señoras descomunales comiendo helado o abuelitos dormidos, esperando a que sus nietos salgan de "los juegos esos". Te recomiendo que lleves tu propia silla, la puedes meter en tu bol... ¡ahh! cierto... no puedes llevar maletas ni bolsos grandes, ¡recorcholis!
Claro, te queda una opción, ir al pequeño bar/fonda/tienda o no se que mismo es, pero es. Hay unas cuantas mesitas con sillas para que te sientes, pero claro, solo si eres cliente. Ahí te puedes servir un par de cositas de comer a precios cerrados, o sea todos un dólar, aunque parezca de menos. Pero no, no me puedo quejar mucho del lugar, la comida no es mala, ni minúscula y te la llevan a la mesa.

Esperen el capítulo final. No, dice que no lo esperen, que él llama a avisar cuando viene, que le botemos las llaves por el balcón, que le demos permiso hasta tarde. ¡Estos post adolescentes...!

Update: Por si pensaron que me olvidé, aquí abajito están los links de los viernes.