No sé ustedes pero a mí me encanta el chocolate, y eso no es como que una cosa nueva ya que desde que tengo uso de razón me ha gustado, lo adoro, lo amo, lo idolatro el chocolate es una de las cosas que me hacen recordar que el mundo no es un lugar tan deplorable.
Ahora, si alguna vez disfrutaste tanto como yo de los chocolates debiste haber visto, probado, abierto o lo que sea un chocolate Jet en cualquiera de sus presentaciones. Un chocolate Jet es un chocolate pequeño alargadito en una envoltura azul que tenía algo que lo hacía diferente a los demás: venía con cromos para un álbum.
Si leías detrás del cromo decía que eran cromos del "Álbum de historia natural" pero ¿dónde demonios estaba el álbum? Cromos descriptivos de animalitos y plantas que me contaban de todo un poco pero ningún lugar al que estos cromos pertenezcan.
Les juro que yo estaba segura de que el álbum no existía que era solamente una de las cosas que uno puede decir que existen sin que nadie nunca dude de su existencia y por lo tanto nadie nunca pida pruebas. Pero sin embargo no puedo dejar de cuestionarme cada vez que me como un Jet si algún niño habrá tenido alguna vez el álbum lleno de cromos y que yo nunca ni siquiera pude imaginarme como lucía.
Una de las tantas desilusiones de mi vida, una niña llena de preguntas sin respuestas. ¿Dónde estaba el álbum? ¿Era real? ¿Había premios? ¿Cómo habrá sido la portada? ¿Olía a chocolate? ¿Lo tenían en otros países? ¿Qué mismo?
Pero como la vida siempre encuentra la forma de decirte las cosas aunque tal vez más tarde que temprano no hace más de tres días encontré la página oficial de los chocolates Jet. Resulta que el álbum no sólo sí existe sino que va por a quien sabe cuál edición, hasta me bajé la imagen de la portada para asegurarme que no era mi imaginación jugándome una broma. Y para colmo ahora también hay un "álbum virtual".
El enigma aún no está resuelto pues en la página tampoco encontré dónde conseguir el álbum pero al menos sé que es real y que tal vez en un país distinto hay alguien comiéndose un chocolate Jet y pegando cada cromo que le sale, guardando los repetidos y hasta intercambiándolos. Aunque muy bien existe la posibilidad de que estén todos los cromos del álbum dispersos en los diversos basureros del mundo.
Lo que aún me sigue carcomiendo el cerebro es la clarísima posibilidad de ser la única obsesiva que alguna vez se ponga a cuestionar tonteras de este tipo porque la locura se me está metiendo en la sangre o si es que soy tan normal como el resto (posibilidad decepcionante).
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