Paréntesis: Mirando hacia abajo

Haré una pausa, una interrupción en la línea de tiempo que yo mismo me impuse, viajaremos del pasado al presente, de la semana pasada a ayer, martes (para mi). Estoy de tour, haciendo ese viaje lleno de parques, obligatorio si vienes a Orlando, decidido a subirme a todos los juegos ahora, antes de que mi presión arterial o mi panza, lo que crezca primero, no me lo permitan.

No recuerdo muy bien como la obtuve, tal vez fue la caida de cabeza desde la litera o el salto que hice desde el techo de casa pero recuerdo cuando descubrí que era intenso. Estaba arriba, muy arriba en el punto más alto de Quito (eso me dijeron). En la punta de la iglesia mirando hacia abajo y sientiendo la pequeña lluvia en la cara. La escalera de bajada era de metal, y el metal mojado no es una superficie muy segura para alguien con zapatos de caucho, además el espacio entre escalón y escalón era grande, lo suficiente como para que una persona pase... y se caiga al vacio.

Me congelé, me tomó mucho tiempo bajar, y mucho valor, algo que antes había sido sencillo se convirtió en algo terrorifico, que me dejaba blanco y tembloroso. Ahí confirmé mi agorafobia y desde ese día evitaba lugares muy altos y bajadas difíciles.

Muchas veces sentí que era auto infundido, que en el fondo podía bajar tranquilo y que el efecto nervioso me lo causaba yo mismo por pura lampara, siempre tuve en mente ponerme a prueba.

Llego el día. Alguien dijo que para superar tus temores tienes que enfrentarlos asi que me arme de valor y fui, hice la cola y subí, a una de las atracciones más, como dirían ellos, "thrilling" del parque de los estudios Disney-MGM, La Torre del Terror, un lindo edificio con 13 pisos y un ascensor que te deja en caida libre.

Hice la fila nervioso pero no me salí, en mi cabeza repetía el hecho que tenía por seguro, era solo una gran caida y listo, solo una y lo lograba.

Ya sentado escucho como el tipo de atrás le cuenta a su amigo, el gran avance tecnológico del ascensor, el cual ahora tenía una super computadora que creaba un movimiento totalmente al azar en cada viaje, así que el ascensor iba de arriba hacia abajo varias veces y en diferentes intensidades, cada vez distinto.

Innovadores hijos de p.

Odiaré a esa computadora por el resto de mi vida, porque se las agarró conmigo, subió y subió y luego me dejó caer y la sensación más horrorosa de mi vida acababa de nacer. El pánico intenso, el terror, el miedo, la caida...

una y otra y otra vez.

Fui el único que en la foto final, sale agachado, agarrado con todas sus fuerzas del asiento, cuando se acabó estaba muerto en vida, blanco y tembloroso, me tomo mucho tiempo y algo de azucar poder recuperar el habla.

Alguien dijo que para superar tus temores tienes que enfrentarlos, ojalá ese hijo de su madre este ahora en el 5to infierno, cayendo constantemente en un elevador. Gracias a tí amigo, ahora no me puedo subir ni a mis zapatos.