El Viaje Vol.2: Alma Peregrina

Nota: Comentarios de la editora SS, en paréntesis y con este color.



¿Y si se acuerdan que hoy es Halloween, verdad? dijo Sexy Sadie frente al Hotel abandonado que tétricamente nos observaba mientras intentábamos sacar el auto hundido en la arena. Sus ventanas tapiadas y la noche sin estrellas solo empeoraron los nervios y cuando vi acercase dos siluetas silenciosas comencé a buscar con la mirada algo que sirviera de arma.

Estábamos en un hermoso pueblito manabita (casi, estábamos a las afueras de un pueblito llamado Canoa buscando hospedaje, todavía) al que solo se puede llegar en gabarra, habíamos dado vueltas desde antes del atardecer hasta entrada la noche buscando hospedaje. Pero habíamos decidido hacerle caso a las mujeres dejando una pieza humilde y limpia pero un "poquito estrecha" (¡Hey, era una caja de fósforos con camas!) así que andábamos todavía en esta caravana de feriado. Vimos un letrero que decia hotel, nos acercamos demasiado solo para notar que estaba abandonado, fue cuando el carro decidio descansar sus llantas en la arena.

Ni sabíamos la que nos esperaba.

-¡Dame para el champús y los ayudamos!
-¿!? (me han pedido para ...algunas cosas... pero primera vez para shampoo)
-¡Claro pes, nos vamoa ensuciar sacando la arena y empujándolos!

-Bueh, dale empuja, SS, LJS, PS, OLGY
-¡Dale suave! BM, poco a poco (jeje, como el nombre del recinto aquel)

En grata colaboración de los presentes y con fuerza que dejó sorprendido a LJS (los dos manes literalmente levantaron el carro mientras yo colocaba rocas debajo para mantenerlo al nivel del suelo) logramos sacar el BlueMovil (o sea el carro azul), que para qué, durante el resto del viaje se portó a la altura de las circunstancias.



Luego de instalados cómodamente bajo una carpa y sobre el colchón regular 3/4 ($2xcabeza) nos fuimos a comer pescado apanado, con patacones y menestra de lentejas (el mejor pescado apanado del universo, nos lo devoramos cual naúfragos) que después de 7 u 8 horas de viaje fue el mejor del mundo. Esa noche en Canoa aprendí del lenguaje lento por varias acepciones; por un lado porque a la gente de pueblo hay que hablarle más respetuoso y pausado (cual es realmente la prisa, después de todo) para que te entiendan y por otro lado que diciendo lo que sientes, sin prisa (disculpen la redundancia) también puedes llegar al corazón de una princesa. (suspiro)

Hubo apariciones de artistas invitados, Manaba y Lady White (Quienes ya estaban muy en la onda de la vida nocturna, aunque después los perdimos de vista)

Al día siguiente hacía un frío que me disuadió de desayunarme el mar, pero al rato asomó coqueto el sol y disfruté de los 2 km de playa de Canoa, ya con las alas delta, las gaviotas playeras y los parapentes en el cielo, el paisaje era perfecto. (Estoy de acuerdo con todo esto)



Recogiendo algunos pasos, incluyendo el folclórico y jocoso viaje en gabarra, nos encaminamos hacia Puerto Cayo, no sin antes haber consultado un par de veces los mapas (y bañarnos a baldazos de agua de pozo en traje de baño afuera de la carpa donde dormimos), por supuesto. Manta nos saludó a lo lejos con sus luces de ciudad en crecimiento, atravesamos dos o tres de pueblos más, se ve de todo, créanme. Y comenzamos a subir por una cordillera, afortunadamente la mayoría de la carretera está bastante bien.

Nos abrazó la noche en el camino más solitario que he visto, una recta que se perdía por los horizontes de oscuridad absoluta. Y Dios dijo: quítense nubes.

Los obligué a detenernos, nunca había visto estrellas tan hermosas, ni tantas, demasiadas para todos lados. Creo que hasta vi el universitas. Millones de puntitos tintineando en mis retinas (una que otra constelación que logré reconocer). Me faltan palabras para describir ese cielo. Yo intentaba absorber toda la noche en un instante. Nunca las había visto tantas, nunca tan claras.

(Y pensar que al principio me daba miedo bajarme del carro en semejante oscuridad)

Pero no todo siguió tan claro, las nubes no se habían ido muy lejos, en menos de una hora la visibilidad era a tres metros...


El volúmen número tres de esta aventura podrá ser leído proximamente en
AlegrePoisonito.