Diario de un nuevo papá

Día 1: el momento de llorar

Cielo azul... arena... mar... sol... agua... fuentes... agua... fuente... ¡agua fuente! ¡Se rompió el agua fuente!

Fue algo así como desperté ese día sábado, de entre mi lindo sueño con nubes de plata, mares de tempera azul y arena de barquillo molido, a una realidad un poco más... húmeda. Ese día estaba planificado desde hace dos días. Mi amplia cuenta de gmail recibió una notificación de los "buen dato" de NCsoft, creadores de City of Heroes (creo que he mencionado el juego antes) comentándome que por no se que festividad de los manes, iban a reactivar mi cuenta totalmente gratis, pero solo por el fin de semana, así que instalé el juego el día jueves dispuesto al vicio extremo, lamentablemente olvide que un juego online, que cambia constantemente debe mostrar estos cambios en tu computadora bajándose archivos de actualización para que todos tengamos lo mismo, y como yo había dejado de jugar hace un año pues estás actualizaciones ascendían a un gran total de 1.5 gb. Los que no tienen idea de que tan grande es eso pues, un diskette es 1.44 mb, 1000 mb son 1gb, hagan los cálculos, si no sabes que es un diskette, ¿cómo hiciste para llegar hasta acá?

Pero bueno, la noche del jueves la PC pasó prendida bajando la primera mitad de ese montón de info, durante el día viernes descansó, y en la noche continuó. El cálculo era que todo estaría listo para jugar el sábado a las 10:00 de la mañana. Por supuesto, mijo decidió mandar el diluvio a las 9:40 a.m.

"Vamos al hospital"
"Pero, amor... ya mismo se baja todo, si te aguantas un ratito de pronto puedo ver como quedó mi viejo personaje, mira que ya mismo..."
"¡¡¡¡¡¡VAMOS AL HOSPITAL CARAJO MIER*^·?=%$=·$)·$?·$=·$%)(?*+E TU MADRE!!!!!!"

Sadie me dejó muy claro que era imperativo movernos, así que manos a la obra, y a la maleta y a la pañalera y a la embarazada y al volante. En menos de 5 minutos estábamos allá (el hospital queda cerca) y en una larga espera que me mató de nervios finalmente la doctora nos confirmó lo obvio, y luego nos dijo lo que temíamos, tenía que ser cesárea.

Fast Forward, me estoy vistiendo para entrar al quirófano, me dicen que me apure que no hay mucho tiempo, y yo pienso en mil cosas, en no desmayarme, en como será, en si lloraré, en si no tienen ropa de mi talla, no en serio, esto no me queda.

"Doctor, esto no me queda, soy muy... grande"
"ehm... pues... no se..."
"..."
"entonces... quédese afuera"

Ahí estaba yo en el quirófano, con los "scrubs" más apretados de la historia, en una ridiculez épica que no tenía límites, caminando como momia (¡SI! he visto momias caminar, ¿y? ¿picado?). Las enfermeras se reían de mi mientras yo daba excusas nerviosas e inentendibles respecto a las tallas de ropa y mis huesos grandes. Finalmente llegué, a ver a mi amada, muerta de miedo, mientras un grupo de doctores le abría la panza.

Me voy a poner serio. Debo decir que fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida, si tu alguna vez estás en una situación parecida, insiste, cabréate, putea a quien sea, pero diles que te dejen entrar al quirófano, escuchar ese primer llanto, sostenerle la mano mientras ella, nerviosa, siente que le "andan" en la panza, mirarla a los ojos, decirle "Lo logramos, lo lograste" es algo que hay que hacer, para sentirse vivo, para sentirse padre, para sentirse esposo, para sentirse completo.

No lloré, no se porque, pensé que lo haría, me emocioné mucho, me sentía muy feliz, pero no lloré. Miré con curiosidad científica las entrañas de Sadie, mientras hacían todo a un lado para sacar al bebé (ojo que aquí no respeto cronología, estoy que salto en el tiempo como Marty McFly), la cauterización, y el momento más bacán, cuando finalmente cortan el útero y lo que queda de agua sale como un chorro fantástico... como la fuente de mi sueño de ese día.
Y luego que el bebé está afuera se lo llevan, y yo no se si seguirlo o quedarme con ella, pero a ella la duermen y mi destino está claro, voy tras los súper llantos de mi hijo.

Le empiezan a hacer un poco de cosas horribles que no quiero ni contarles, pero que me explicaron después de que me soltaran los enfermeros por pegarle a la doctora, que es procedimiento normal, solo diré que tiene que ver con tubos e inserciones tubísticas indeseables.
Al muchacho se lo llevan, y yo vuelvo con la madre, quien sigue KO. Observo tripas por un rato más y amablemente me barajan mientras los doctores discutían acerca de que pensaban hacer con los miles de dólares que planeaban cobrar por esta apretura de tripas y remoción de retoño express. Salgo de ahí y me toca devolver la ropa extra pequeña, pero me llevo algo de recuerdo.

Es una mascarilla de doctor, gil.


Fast Forward, me encargo de mil detalles, de recibir felicitaciones, mostrar fotos (tomé algunas del quirófano, pero esas son privadas) y miro a mi hijo llorar a través de un vidrio en una incubadora (se adelantó por un par de semanas, nada grave) lo veo como llora y me conmueve, pero no lloro, veo a la empleada del cunero sentada sin hacer nada mientras mi hijo llora.
Logro entrar al hospital disfrazado, luego de que me expulsaran por golpear a la empleada del cunero y Sadie ya está despierta y súper adolorida, fue una mujer valiente, brillante, excelente, estoy muy orgulloso de ella, se lo digo con un beso todos los días.

Viene gente, se va gente, ambos padres estamos agotados, ha sido un día largo, son las 6pm y veo que no he comido nada, me alimento con doritos y sigo atento a todo, no tengo rajada la panza por lo que me toca todo lo demás y un poco más. Preguntan si queremos al bebé con nosotros esta noche, o que se lo lleven al cunero como es lo normal. Lo siento señorita, el bebé se queda.

Se van todos, Sadie no puede ni levantarse, así que el bebé es responsabilidad mía, caballeros, si algún día están en esa situación, quédense con el bebé esa noche. No van a dormir nada, pasarán cambiando pañales y dando biberón (en cesárea no hay leche inmediatamente en la madre) será la mejor noche, fue mi mejor noche. Lo cambié, lo alimenté, lo calmé y lo dormí, todo como 10 veces en 8 horas. Lo acomodé al pie de mi cama, al menor ruido me despertaba, estaba muy cansado, pero eso que nace con él, ese amor de padre, es un impulso genial, el mejor red bull de la historia. Ya se acaba el primer día, antes de apagar todo lo sostengo, y lo siento, caliente, respirando fuerte, haciendo esos sonidos típicos de bebé, y miro a su madre sonriente en la cama, y lo siento a él, tan cerca, en mis brazos al fin y es ahí que me doy cuenta, es el momento de llorar.